Vi a dos grupitos de blues en el Phone Box. El primero no estuvo mal, y el segundo me causó algo de asco. Empezaron con versos que iban de historias "reales" de convivencia destinada al fracaso. Gente que no tiene nada que ver "por ejemplo, un artista y una, ehm... secretaria", pero que los une el amor. Las cosas que los separan es que una no entiende los discos de rocanrol y el otro no soporta los posters de Pablo Herrera.
Una cosa es tener letras simples; otra, escribir letras simplistas, prejuiciosas y básicas en el mal sentido. Molesta con mayor razón aquí porque el hombre no tiene 22, sino que casi 40.
Pobre blues, estos ejemplos hacen llorar y no con ellos, claro.
James Murphy se viste elegante para preparar su cercana y futura vida de jubilado. El fin de su banda LCD Soundsystem ha significado la preparación del mejor funeral de la historia, como se lo han propuesto.
El cantante del grupo neoyorquino seria el personaje perfecto para una película independiente que hace auto sabotaje en una crisis de mediana edad. Ha decidido terminar una banda exitosa después de casi 10 años y 4 discos, y la llegada de las canas.
Hay muchos documentales musicales que incluyen conciertos. Son sólo unos pocos los que inspiran pararte del asiento a bailar y hacerte creer que estás allá. Este es uno de ellos. La despedida en un repleto Madison Square Garden se convierte en el concierto (que te perdiste) favorito.
Daniel Johnston. The Devil and Daniel Johnston. Lo vi tocar en Liverpool en noviembre de 2009 y me compré una bolsa de género de Hi how are you? y no me la traje (La extraño) La usaba para ir al supermercado. Tenía un montón de cachureos en distintas bolsas, pero en esa guardaba cosas importantes.
La noche en que conocí a mi ex, me llevó al lugar donde cantó Daniel Johnston. Le dije "Aquí vi a Daniel Johnston". Me dijo que a Kurt Cobain le gustaba Daniel Johnston y que Nirvana era el líder de su generación. Entonces alguna lesera le contesté porque estaba feliz de que tuviéramos la misma edad (29) y me dio un beso. Nos quitaron las cervezas. Esa fue la última vez que estuve en el lugar donde tocó Daniel Johnston. Pocos meses antes había oído incrédula y algo triste, "True love will find you in the end".
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La historia de alguien que cree en si mismo, en que será artista, y que será famoso. Llega de una forma distinta a la planeada, pero presentándose en todas partes y atreviéndose con su exceso de confianza, que delata de alguna manera sus delirios de grandeza. Pero no importa porque aquello que lo destruye, lo hace más grande.
Es alguien que canta como si estuviese conversando introduciendo de vez en cuando una cuña repleta de genialidad que no hacen más que conmoverte y dejar a Dylan y Lennon como un par de engreídos. Eso hace Daniel Johnston. Te hace sufrir y te hace feliz al mismo tiempo. Pero lo mejor de todo, es que te convence mejor que nadie que agarres tu guitarra y compongas muchas canciones.
Ases Falsos han mantenido su pop rock inteligente e ingenioso. La mejor demostración de esa identidad casi intacta es “Salto alto”, con versos largos y cierta melancolía en la música. El salto alto en todo caso está también en la sofisticación del sonido que han logrado. Más aquí.
Of Montreal fue uno de esos conciertos que te hacen sentir la
persona más feliz del planeta y pensar que los que no pudieron venir tienen muy mala
suerte. Tocando un hit tras otro como “Coquet, Coquette” y “Whright Pinned to the mist and other games” la banda fue provocando baile
y euforia que aumentaba a medida que del escenario iba saliendo una lluvia de
globos, actores personificando luchadores, a veces, gallos; otros, desnudos y
así. Un poco de art rock que nos perdimos en los 70s, y la sicodelia sesentera
que adquiría mayor distorsión con los minutos hacia el final del show.
Pocas bandas pueden igualar como Of Montreal su capacidad
musical con la audiovisual y performática, siendo muy difícil que esta pueda
sobreponerse sobre las canciones. Tampoco hay muchas que sean capaces de
sobrellevar de manera tan sabia todas sus influencias, haciendo un recorrido
por estilos tan dispares como el new wave, el dance, el rock o la sicodelia.
Eso sí, todo incorporado en su estilo propio.
Gepe está carnavalesco, canta entremedio del público y parado detrás de la batería, pegándole animosamente con un beat que quisiera cualquier otro baterista. Transforma los toques electrónicos en fiesta andina como el mejor discípulo del folclore latinoamericano y también rapea como El General. Tenemos "Celosía", escuchamos las nuevas canciones que está grabando con Cristián Heyne este año. En cualquier momento escucho "Caminito" de Taller Dejao, pero no, es la herencia de ese antiguo dúo que se desparrama alegremente a borbotones, después de un largo recorrido.
Bien. En el verano me compré All things must pass de George Harrison. Es un gran disco doble sobre tener el corazón roto. (Patty Boyd lo dejó por Eric Clapton). Yo aún no me recupero de mi amor perdido, pero esa es otra historia. Sabía que el disco lo produjo el loco de Phil Spector y todo pero no esperé con encontrarme la muralla de sonido en dos maravillosas canciones: "What's Life" y "Waiting for you all", que con mi mini componente del '98 se escuchan ceremoniales. Lo que pasó después es que me senté a leer las letras de las canciones en el librito que viene adjunto. En conclusión, y lo que más me gusta, es que uno se termina fanatizando de esos discos. Tengo muchos discos bajados en formato digital, pero nunca el lazo es el mismo.